miércoles, 22 de febrero de 2017

Fragmento de Eones y segundos.

Estoy solo. Mis amigos desaparecieron. Mi corazón bombea ráfagas de felicidad. La música me abraza y sufre una extraña metamorfosis: cuando los sonidos entran a mi cabeza se descomponen en milones de sonidos diferentes, como el haz de luz que es difractado por el cristal triangular en The dark Side of the Moon. Los millones de sonidos rebotan dentro de mi cabeza y se convierten en imágentes que vuelan, van y vienen en frente de mis ojos. Veo caras. No sé quienes son, pero sé que me dicen cosas: me llaman, me dejan mensajes al corazón que estoy necesitando. Creo que son las diferentes facetas de mí mismo, trato de decirme cosas. Me dicen que mi cuerpo está bien, no soy un ser asqueroso, que nadie me odia: el odio es un sentimiento que aparece dentro mío porque aún no acepto quien soy en realidad.

Los sonidos que rebotan en mi interior tocan las fibras más delicadas de mi cuerpo y puedo sentirlo en mi piel. Siento como se me eriza la piel, el aire que entra en mis pulmones resuena con los latidos de mi corazón, mi cuerpo es un complejo universo de sentimientos, emociones, música, imágenes, visiones y ritmo, y hago lo que nunca hago en mi estado consciente, lo que más me aterra: me dejo llevar por el sentimiento de sentirme a mí mismo. Abandono en un lugar muy lejano mis problemas, los dejo libres y se alejan corriendo de mí: descubro que los problemas están en uno porque uno no los deja irse. Como todos en la pista tecno empiezo a bailar de forma ridícula, pero no me importa: levanto los brazos. Estoy seguro que nadie puede llegar más alto que yo. Mis manos pueden tocar mis visiones y pequeñas figurillas fluorescentes bailan sobre mis pulgares. Sí, el puto cristal me ha pegado fuerte. Bien fuerte. 

Why so serious?

Pienso en todas las cosas que piensa el mundo. Que diferente es la realidad. Dicen que si querés, podés: eso es porque nunca vieron llorar a un adolescente en silla de ruedas queriendo correr. Dicen que si materializas las ideas en tu cabeza el futuro te regalará un deseo. Eso es porque no conocen un padre que quiere volver a ver a su hijo que falleció. Dicen que todo va a estar bien: eso es porque no conocen a un enfermo de cáncer terminal. Dicen que el amor es correspondido. Dicen que el que busca encuentra, que el que sabe esperar al final le llega, que todo lo malo tiene un lado bueno, que siempre que llovió paró, que esto y que lo otro. Que tonterías dice el mundo, que mentiras que nos venden en galletas de la fortuna o en el revés de los ticket de los buses. Que me importa este mundo, yo sólo me quiero fundir en la poesía, en el deseo, en la calidez de mi cuerpo, en el olor de una mujer que me ama. No entiendo porque no tratamos de buscar más profundo en los sentimientos, en conectar con los demás: lo único que me quieren hacer creer es que soy el único que tiene esta tristeza interior. Ya no quiero pelear en contra de ella, quiero abrazar mi tristeza, de la misma forma que abrazo al amor. Quiero hacerme amigo de mi soledad, de la misma forma que disfruto el placer. Quiero sentir dolor en mi cuerpo, de la misma forma que siento el olor de una rosa en primavera. 

No quiero salir corriendo lejos de mis frustraciones, lo que no soy es tan importante como lo que soy. Así y sólo así sobrevolará el amor en las montañas de mi corazón. ¿Por qué salir corriendo lejos de mis días grises? ¿Por qué ignorar los recuerdos que me hacen llorar? Es tan hermosa la vida y tan necesaria la muerte para que exista! Los pensamientos y los sentimientos fluyen en mi interior. No tengo miedo de nada. Sé que es un efecto de la droga, pero lo agradezco a la naturaleza semejante casualidad. Esta pequeñita molécula hecha con carbono, nitrógeno, oxígeno y nitrógeno se mete en mi cerebro, lo obliga a liberar cantidades exorbitantes de serotonina y todo me hace feliz. Mi cuerpo evolucionó hace varios cientos de miles de años y alguien, hace unos cincuenta años sintetizó esta droga por error y he aquí el resultado: la posibilidad de soñar despierto. La posibilidad de amar sin miedos, de volar sin alas. Tal vez en un futuro esta experiencia se cobre algún desperfecto en mi cuerpo: que bueno, estoy pensando en mi futuro y no que me quiero morir inmediatamente.

Siento todo: el aire en mis pulmones es delicioso. Los olores, aún los más desagradables me recuerdan a la vida. Una mujer pasa cerca de mí, su pelo me hipnotiza. Rubio, largo, lleno de curvas imposibles, con la apariencia de ser lo más suave del mundo. Desde la distancia lo puedo oler, que fescura!. En mis visiones veo que esa mujer tiene un cuerpo glorioso, sé que no estoy viendo solamente su yo cuerpo, también puedo ver su yo alma. Todos estamos conectados. Todo transcurre como en una película: Yo no soy yo, yo soy yo pero estoy siendo comandado por control remoto. EL yo de mi cuerpo está en un lugar distante que puede sentir todo y disfrutarlo todo. El yo de mi espíritu está en algún lugar adentro del yo de mi cuerpo. EL yo de mi alma me observa el yo de mi cuerpo. Soy uno solo, pero soy dos. Mi cuerpo conecta y desconecta con mi alma a voluntad. Mi mente se puede ir muy lejos, a verdes praderas con olor a césped recién cortado en días soleados al final del invierno y el yo de mi cuerpo hace todo eso posible. No hay tiempo, ni espacio ni leyes físicas que sostengan mi yo cuerpo atado a nada. Si mi yo mente quiere volar simplemente puede desplegar las alas como el cóndor en la montaña y dejarse impulsar por el viento cientos de kilómetros tierra adentro. Mi alma necesita reposo y serenidad. Mi yo cuerpo abraza mi yo alma y puedo sentir el calor que mi cuerpo le da a mi alma. El tiempo pasa muy rápido, o muy lento, no lo puedo saber, he perdido la referencia. El reloj interno que tiene mi alma está apagado. Descubro la eternidad. Entiendo que el tiempo no tiene sentido, es lo mismo que hayan pasado segundos, horas o eónes en este estado. Me relajo y me disfruto. Me quiero y descubro que me necesito. 

1 comentario:

  1. A veces, el dolor es como la felicidad... algo tienen que te atrapan y te haces adicto. Es como a quien le gusta beber algo amargo cuando tiene sed, siempre está quien la calma con algo dulce. La Paz vendría siendo el agua clara ... insípida, pero eficaz. ;)

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